lunes, 8 de junio de 2009

Terco como viuda

Hay una ocasión en la que Jesús estando en la tierra cuenta una historia. Por lo regular sus historias trataban sobre el reino de los cielos pero siempre se le pueden encontrar más lecciones que las aparentes a las parábolas cristianas.
Me refiero a la historia relatada en Lucas 18 en los primeros 5 versículos y que puedes consultar aquí.
Se trata de la historia de una viuda "insistente" aunque otros adjetivos más drásticos no le vendrían mal.
La viuda se enfrenta a la injusticia de un juez malvado, inconsciente y desinteresado por cualquier ser que no fuera él mismo. Sin embargo la viuda le insiste con clamor siempre, lo buscaba, lo acosaba, lo esperaba a que llegara a su casa, le llamaba por teléfono todos los días a su oficina, le dejaba recados con su secretaria, le inundaba la bandeja de entrada de su mail, lo atosigaba siempre con la misma cantaleta: "Hágame justicia".
El juez malvado que nunca en su vida había hecho nada bueno por nadie decide ayudarla no porque se le haya aparecido un ángel o tres espíritus navideños sino por el simple hecho de quitarse esa piedrita del zapato. Decide hacer justicia para deshacerse de ese molestia viuda que no sabe lo que es dejar las cosas por la paz.
Claro, la historia va más allá que esto pero por el momento quiero llamar la atención sobre esta lección de vida nada religiosa.
Cuchillito de palo no corta pero cómo magulla. Tanto va el cántaro al agua que se rompe. Y demás dichos clásicos resumen la esencia de la historia que hasta el momento he presentado. Y es que a veces es necesario que pongamos a prueba no la paciencia de la demás gente sino nuestra verdadera fuerza para luchar por lo que queremos. Sean nimiedades como intercambiar un retardo por una falta o solicitar una auduiencia con la reina de Inglaterra, a veces la tenacidad, obstinación, perseverancia o mejor aún, terquedad son justas y necesarias y en ocasiones sólo así se conseguirán ciertas cosas.
Hace dos mil años se nos contó la historia de una viuda necia como ella misma que logró algo extraordinario como una sacar una buena acción de una persona vil y despreciable. Si somos sabios y aprendemos de esto (claro siempre con tacto y dentro del marco legal) probablemente logremos también que se nos haga justicia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta la Biblia.....esta llena de mujeres necias....

Sin ellas....la historia seria otra cosa....oh...la tecla de acento no sirveeeee.....

YO...

Jediael dijo...

No puedo estar en desacuerdo contigo YO, las mujeres necias son un aderezo bíblico imprescindible.
Saludos!