jueves, 29 de abril de 2010

Vivir para escribir para vivir


Qué feo debe ser escribir para vivir! Ejercitemos la imaginación; el escritor novel que recién acaba de firmar contrato para escribir cinco novelas más para entregar a más tardar en un plazo no mayor a 48 meses, no es lo mismo escribir con la soltura de la desocupación como correctora de estilo al lado que con la premura y la presión formal que obsequia malqueridamente un compromiso legal. No es lo mismo y no es bonito.
Muchas veces me pongo a pensar y me doy cuenta de que uno de mis anhelos más grandes dista mucho del de ser una persona a la que le paguen por escribir, simplemente idear la situación en la que la satisfacción de mi alimentación y otras necesidades básicas dependan de la soltura de mi pluma, la rapidez de mi producción y sobretodo del agrado público me produce una sensación de incomodidad. Osea, tener que explotar mi experiencia favorita en aras de poder comer y vestirme significaría más que una maldición para mí.
Soy un romántico y como tal creo firmemente en las máximas del gran romántico, Oscar Wilde declaró que "todo arte debe ser inútil", no debe ser funcional, el arte no debe suponer el medio principal de subsistencia de nadie, por eso es arte y no trabajo. No es bueno querer que tu arte te de de comer, tal pensamiento equivale a contraer matrimonio con tu pareja no para disfrutar de su compañía todo el tiempo sino para dividir la responsabilidad económica entre dos.
Y si he de cotejar esta teoría he de debatirlo con la historia (ella que lo sabe todo y lo que no sabe es porque todavía no ha ocurrido), ella me ha de dar la razón al narrarme de los grandes héroes literarios de épocas pasadas que descubrieron/crearon las grandes obras que hoy nos deleitan, incomodad y desafían, y quienes no lo hicieron bajo el afán de poder sobrevivir. No, Kafka no escribía para pagar la renta con sus letras existenciales, Julio Verne quería compartir su fascinación por la ciencia más que ser un "bookstar" de la francia del siglo XIX, y sabemos que ni Baudelaire ni Poe tuvieron un funeral pomposo. Sé que muchos podrán objetar sobre como Shakespeare y el mismo Wilde tuvieron una vida plácida gracias a los ingresos que recibían por ser los autores y dueños de tan excelentes obras teatrales, incluso Anton Chejov se inició en la literatura por cuestiones de precaria economía, sí yo sé, sin embargo estoy seguro de que ninguno de ellos escribía para vivir, todo lo contrario no podían dejar de escribir porque si no se alcanzaban (como dijo Sergio Pitol), y el éxito económico no llegó como fruto de muchos esfuerzos por buscarlos, llegó como extra, como consecuencia de una fama en vida (don que no todos los escritores conocen); es decir, estoy seguro que si, a cualquiera de estos hombres de letras les hubieran ofrecido un sueldo fijo abundante de por vida con única la condición de no tocar la pluma jamás ninguno hubiera aceptado. Acaso estos hombres deseaban que sus escritos trabajaran para ellos con el fin de proveerles de riqueza? De ninguna manera sino todo lo contrario, consideraban el éxito económico no como un fin sino como un medio para poder dedicarse despreocupadamente en lo que más querían.
Y es que acaso no funciona así en cualquier disciplina o arte? El éxito, la fama y demás placeres secundarios no se encuentran con quienes les buscan desesperadamente sino que están reservados para aquellos que se entregan a lo que les gusta, les inquieta, les apasiona y aman por sobretodo en la vida, aquellos que viven para ello.
Es por eso que es siempre preferible vivir para hacer algo y no hacer algo para vivir, sea cual sea la actividad preferida es necesario entregarse a ella en cuerpo y alma, ofrecer horas de descanso y de amigos como sacrificio en su altar y reservar parte de la vida para ella. Lo mejor del asunto es que, aunque suena como una disciplina costosa, el que ama a su arte se disciplina sin notarlo y se consume totalmente en él; esto se resume en esto: "Si quieres tener éxito en algo sólo amalo con pasión" o bien "Si amas algo con pasión seguro tendrás éxito".
Por esto mismo es que yo digo: Qué bonito es vivir para escribir!

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