jueves, 3 de junio de 2010

Sin título que valga la pena

Escribo para desgarrar el silencio que invadió mi alma desde hace días y me dificulta existir.
Escribo porque no sé hacer otra cosa, no tengo otro medio de vaciarme las entrañas y seguir vivo para estar al pendiente de lo que (nos) pasa.
Duele pero lo que siento parece ser una sensación rara que se resiste a ser descrita, supongo que se asemeja mucho a una quemadura que a la vez que lastima calienta, echa fuera el frío y el temor. Es como el sol, que de lejos es hermoso pero de cerca es una convulsión violenta y asquerosa de llamas y rayos que dañan.
No importa cuanto grite o llore, mi voz siempre se oye más pusilánime, cada vez más y más.
Y como quiera todo te es irrelevante pues ni siquiera a tus limpísimos oídos llega uno solo de mis gemidos, y desconoces todas las canciones en las que tu nombre va implícito y me he desvelado diseñándote, jamás has leído uno sólo de mis escuetos pero sinceros versos, y no has sentido esa humedad que se escapa de mí cada vez que te suspiro. Y entonces porqué?
Qué sentido tiene esto?
Porqué diantres te escribo si ya descubrí que es evidente que mi existencia te es como la de esa telaraña que tiene 3 días oculta en la esquina de la alacena inferior izquierda de tu cocina.
Y es que al parecer mi devoción por ti es idiota e infinita, como las olas del mar que no saben que por más que se esfuercen, por más que luchen jamás podrán escapar del mar que las procreó.
Y es así que camino sobre una esfera, pensando avanzar pero cuando levanto la vista veo que el manto de estrellas sobre mi cabeza es el mismo y veo claramente como se burlan despectivamente de mi idiotez. No queda más que cantar por una absolución, vender mis poemas por una indulgencia e intercambiar mis penas por redención.
Así que te los regalo todos y te las obsequio todas, esas tardes de ilusión y esa noches de ensoñaciónes, esas hojas de libreta, aquellas horas de improductividad en el trabajo, nuestros futuros alternos, las discusiones con los que me quieren, y el esfuerzo que me has costado y nunca me volverá. Te lo doy todo, te me entrego por completo, pero por favor dime si, dime sí así por fin será. Dime si al fin me darás mi libertad.

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