viernes, 20 de abril de 2012

Comentario cristiano sobre "El ruiseñor y la rosa"

De entre todos los maestros habidos y por haber, acojo en el seno de mi admiración a tres grandes literatos de siglos pasados que cada vez que resbalan por mis ojos sus letras producen en mí una gran dosis de respeto y (repito) admiración; uno de ellos es el señor Oscar Wilde autor de uno de los cuentos más hermosos de la historia; me refiero obviamente a "El ruiseñor y la rosa". Para aquellos desafortunados que no han tenido la dicha de disfrutarlo puden hacerlo aquí y ahora.

Ahora bien, el pensamiento que inunda mi mente es simplemente un pseudodescubrimiento que mi mente imtrépida realizó matutinamente: "El ruiseñor y la rosa es una analogía sublimemente lograda sobre Dios y su amor por la humanidad". A continuación expongo mis argumentos:

Creo que la clave radica en indentificar a los personajes y descubrir su identidad simbólica más allá de lo evidente; para mí el ruiseñor representa fielmente al amor divino y el estudiante a toda la humanidad de la que forma parte.

Analicemos primero al ruiseñor.

Es una criatura no humana que percibe belleza al mirar el rostro del estudiante:

"Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea"

Es extremadamente sensible y compasivo al dolor humano, representado por la desdicha del estudiante 

"Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor.",

Tiene una empatía tan grande que toma como suyo un problema totalmente ajeno  e intercede por él ante otros (Les pide una rosa roja al rosal blanco, al rosal amarillo y finalmente al marchito rosal rojo).

Aunque no directamente,  su lenguaje establece símiles muy cercanos a pasajes biblicos; nótense las reminiscencias a "El cantar de los cantares" y el libro de "Proverbios" en estas dos intervenciones del ruiseñor:
"Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro."

"... porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso."

Y un razonamiento que bien nos puede hacer recordar a Jesús hablando bajo algún árbol de Galilea:

"La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. . . Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?"

Cuarto, no sólo decide morir para comprar su felicidad sino que se lo comunica al estudiante encomendándole una misión pero éste no le escucha pues su entendimiento está cerrado:

"Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado. . .El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros."

La naturaleza (la creación de Dios) se duele en gran manera por la decisión tan terrible que toma el ruiseñor y hace una pausa para contemplar el sacrificio:

"Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas. -Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas!"

"Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo."

Último punto: intercambia su vida y su sangre en doloroso y extenuante sacrificio por la felicidad del estudiante.

 Todas éstas son acciones y atributos que nos recuerdan el amor divino y desinteresado del Creador por su creación. 

Ahora vayamos con el estudiante:

Sus convicciones más altas se fundamentan en la razón pero de manera totalmente irracional condiciona su felicidad a un elemento material requerido por una tercera persona (persona que a la postre descubrimos como insensible e ingrata y totalmente inmerecedora de tantas atenciones):

"-¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja."

Como ya vimos, no es capaz de percibir mensajes importantes que no sean expresados en su idioma o en sus términos; e incluso menosprecia a todo lo que no es como él y no encaja con su línea de pensamiento llegando a conclusiones equivocadas y soberbias: 

"...el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!"

Es incapaz de percibir toda la belleza externa que le rodea por encimismarse en su tragedia exagerada:

"Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada."

Al descubrir una bendición se la atribuye a la casualidad:

"-¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja!"

E incluso al ser rechazado por la doncella objeto de su adoración y causa de su aflicción desdeña soezmente el sacrificio de amor realizado por él:

"-¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera. Y tiró la rosa al arroyo. Un pesado carro la aplastó."

Por último, a pesar de su traumática experiencia no permite ningún cambio en su pensar y despotrica contra el amor y abraza de nuevo sus propios pensamientos como irrefutables:

"¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica."

Éstas acciones y pensamientos describen fielmente el actuar y pensar de la humanidad por siglos.

Se me podrá acusar de interpretaciones forzadas y de un sesgo cuyo origen radica en mis convicciones personales pero al fin de cuentas nuestra percepción está influenciada por nuestra formación y nuestra percepción suele ser en veces nuestra realidad. Si concuerdan conmigo o no, no es tan relevante pues sólo necesitaba sacar de mi mente estos pensamientos. Vean a Dios o no en esta prosa del eximio irlandés les ruego se permitan deleitar con la belleza universal y atemporal de esta historia. No seamos como el estudiante que obvia tanta belleza tan cerca de él.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosas reflexiones, con las que coincido plenamente. Felicidades

Yumi-chan dijo...

Tomando en cuenta la situación de Wilde cuando hizo muchos de sus cuentos, no es de extrañar si tu interpretación es totalmente cierta.

Jediael dijo...

Gracias Yumi-chan! Saludos!

Nidia Romero dijo...

Muy bueno! me encantó.

Jediael dijo...

Gracias por leer Nadia!