martes, 30 de octubre de 2007

¿La violencia es bella?

Estetización de la violencia. Un concepto que leí gracias a un artículo llamado ViolenciArte. El cine que nos lleva al límite. En él se arguye que el disfrutar de la violencia en el cine con películas como Kill Hill, Pulp Fiction, La Naraja Mecánica, etc., no significa necesariamente que gustemos de ella en la vida real. Además el joven autor señala que el logro de varios directores como estos consiste en lograr convertir una cosa que podría considerarse repulsiva en algo bello.

Discrepo drásticamente.

Trato de entender al arte cuando me dice que en una lata de sopa hay belleza, que el mingitorio de Duchamp es una obra de arte, y que un montón de recortes sin sentido o manchones arbitrarios de pintura en un lienzo son expresiones artísticas, pero el hecho de que el rebanar a una persona a la mitad salpicando de sangre todo el espacio alrededor es demasiado.

No, la violencia no es arte, porque el arte busca la belleza, se empecina en encontrar belleza en todo lo que encuentra, sin embargo algunas cosas jamás deberán ser consideradas como tal.

El arte enaltece la creación, y esta puede ser tan variada como la humanidad misma. Puede variar en sus estilos, puede ser regresiva (como lo ha demostrado el deconstructivismo) pero siempre en búsqueda de la invención.

La violencia es la contraparte, es la destrucción del arte, el antiarte por naturaleza. Su peor enemigo. Su Némesis.

Sólo basta pensar en los acontecimientos inherentes a la violencia. Un asesinato: la descomposición de la obra máxima que es el cuerpo humano. La Guerra: la destrucción de la arquitectura y la pérdida de otras obras memorables, sin contar las vidas que fenecen. Un robo: la pérdida de un bien material. Una violación: la pérdida de la intimidad. Un secuestro: la pérdida de la libertad. Sólo números rojos.

No, no creo que los grandes artistas del pasado coincidan con esta nueva corriente. En algún tiempo el arte se concentraba en descubrir la belleza, en otro intentó corregir al ser humano, y en otro más no sabía exactamente cual era su misión. Pero siempre ha estado acompañando a la humanidad para tratar de explicarla y comprenderla mejor. Y si ahora nuestra propia destrucción es arte no sé donde queda el sentido común o la lógica.

Y no es que odie a los directores o las películas mencionadas, creo que son historias muy buenas que no necesitaban de sangrientas escenas para lograr su cometido, pero sería decirle al buen Quentin que no se apellidara Tarantino. Creo que la violencia puede usarse como contraejemplo, para demostrar las atrocidades de las que podemos ser capaces los humanos. Creo en ella como un argumento (desagradable, pero a veces necesario) para espetar una idea. Pero no creo que sea un fin como tal.

Si así no fuera, qué nos depararía el futuro del arte? instalaciones mostrando decapitaciones masivas dentro de los museos? Corrientes artísticas con la mutilación, el dolor y el sufrimiento como estandartes? Enseñaremos a los niños que cuando vean una escena en pantalla de alguien siendo degollado lo aprendan a apreciar como una nueva expresión artística? Todos aquellos que deploremos la violencia seremos considerados unos obtusos e incultos? El tiempo lo dirá.

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