Bajo la penumbra reinante y tardía. Se recortaba la silueta de nuestro héroe. . .
Y entonces. . .
Pero. . .
Y al fin le dijo. . .
-Entiéndelo esa mujer no te ama!
-Pero yo sí!
Y arrojando su deslizador por la azotea, se precipitó sobre él y se alejó volando para perderse en la noche. . .
No hay comentarios:
Publicar un comentario