martes, 26 de noviembre de 2013

La última décima (IX)


IX

Cuando el sol con la furia de mil soles explote
no habrá un momento en el que tu nombre no invoque.
Cuando las estrellas en la oscuridad caigan
y los luceros con un parpadeo se duerman,
mi mano con la tuya seguirá aferrada,
de tus ojos no se apartará mi mirada.

Cuando la amable Tierra por fin descanse
y el brillo de la noble Venus se acabase,
de tu piel no olvidaré la tersura
ni de tus labios la voz llena de hermosura.

Cuando el cosmos por el silencio sea engullido
y la humanidad sea muerta por el olvido

Probaremos que aunque todo se desvanece

nuestro amor después del tiempo prevalece

La entropía nunca podrá ser infinita


  si a nuestro amor eterno    jamás     elimina



   Y   cuando   tu    gloriosa   estrella   se    apague    y    muera




      te      amaré     hasta     que     mi      alma       toda        se     encienda






                y         yo         seré       tu        sol           y       tú         serás         mi               tierra

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