Está parada viendo su celular. Cabello suelto, silueta esbelta y dedicada. Me detengo frente a ella y le digo "vamos!"con una sonrisa y seguridad irrechazable. Ella pregunta "a donde?" y yo viendo el sudor de su frente le digo "por un helado" Increíblemente ella se sube. Me presento, ella también, se llama María, Matilde o Minerva; se le ve la M en las pupilas. Charlamos con refrescantes helados de yogurth sentados sobre unos simpáticos columpios chirriantes. Se pone el sol sin siquiera terminar de conocernos. Una gran historia para nuestros hijos. Lástima que el semáforo se puso en verde.
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