viernes, 1 de mayo de 2015

Quizá algún día

El día que salgamos seré feliz. 

Miento. Seré feliz desde la noche antes, desde un día antes, desde una semana antes...seré feliz desde el momento en el que sepa qué día te veré en persona y por primera vez.

Ese día será especial. El sol brillará tanto al alba que me recordará la luz de tu mirada. Tal vez llueva en la mañana y el delicioso aroma de la tierra refrescada me recordará que esa tarde conoceré tu fragancia tantas veces soñada. Y sonreiré.

Ese día te abriré todas las puertas que se te atraviesen, caminaré a tu lado protegiéndote de la calle, pagaré la cuenta y llegaré temprano. Tu sola presencia adornará para siempre esa fecha en mi calendario.

Ese día será de descubrimiento ¡Será una emocionante expedición a la belleza sin igual! Será el día en que navegaré sobre el mar de mi inseguridad hasta llegar al puerto seguro de tu voz delicada. Surcaré las tumultuosas y oscuras aguas de la duda. Atravesaré los arenas pantanosas que se tragan mi tiempo, y el recuerdo luminoso de tu rostro simétrico me guiará a través de la selva de la incertidumbre. Viajaré para descubrir las riquezas del lejano pero bello y misterioso país que eres tú.

Valdrá (más que) la pena.

Llegarás y sonreiré apenas te vea. Te abrazaré y saludaré con delicadeza y respeto como quién desenvuelve una valiosa pieza de cerámica.

El aroma de tu cabello será superior al de todos los cafés juntos. Los destellos cristalinos de tu voz apagarán el sucio ruido de alrededor y el destello de tu piel radiante eclipsará todo lo que no seamos tú y yo. 

Veré de cerca la belleza que me intriga y me hace imaginar historias todo el día. Me aferraré con desesperación a la realidad tratando de no ser absorbido por la magia de tu mirada o el poder de tu sonrisa, trataré de no quedar encantado por el aroma de tu piel. Trataré...

Sujetaré con todas mis fuerzas a mis nervios; intentaré escoger con inteligencia las palabras que te obsequie...Y fallaré. Fallaré y tú sonreirás y sabré que por verte sonreír vale la pena cualquier vergüenza.

El tiempo huirá de entre mis manos como la arena mojada de la playa. Lamentaré la brevedad de nuestro encuentro pero agradeceré al cielo por la bendición de conocerte. 

Y sólo entonces, tal vez, comience a descubrir lo única que eres. Sólo entonces, tal vez, comience a descifrar el misterio de tu belleza armónica y quién sabe...tal vez no sea nuestra única salida.

Quizá algún día...

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