domingo, 30 de julio de 2017

Los Rebeldes


En una noche silente y bochornosa, de una ciudad que se derrumba y con tanto miedo que sus perros ya no ladran y hasta la luz se queda encerrada.

Mientras los muchos tiemblan, temerosos de la oscuridad que se sigue regando; los rebeldes salen, miran juntos hacia el cielo y juegan a redescubrir las luces de arriba olvidadas.

Las miles de pantallas escupen versiones editadas de realidades que aspiran a ser aceptadas, los rebeldes se deleitan en tocarse las heridas, cara a cara,  mano en mano y beso en labio.

Aquellos deciden dañarse con lealtades falsas, entrando en alcobas equivocadas, los rebeldes deciden, sí, otra vez,  volver a preferir sus pieles.

Son bastantes los orgullosos que luchan por congelarse solos, los rebeldes se abrazan con el calor de sus aromas diferentes.

El aire se intoxica de odiosas palabras y cantos egoístas, los rebeldes escuchan sus suspiros como música mágica.

Mientras todos prefieren cegarse para no llorar más, los rebeldes descubren auroras en sus miradas.

Cuando se oyen los destellos que provocan sangre, los rebeldes se divierten con sus risas provocadas.

Las multitudes pagan por combatir su soledad con peroratas interminables, los rebeldes disfrutan de su silencio acariciable

Se alza una multitud de voces furibundas que exigen taparse con una grande y pesada apatía,  y los rebeldes sueñan…


Todo el mundo se odia,
y los rebeldes se aman.

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