viernes, 23 de enero de 2009

Nunca más!

El señor Edgar Allan Poe se supone que nació un día como el lunes pasado de hace 200 años. Osea que si el eximio y oscuro escritor hubiera sido inmune a los estragos del alcohol, el opio y la edad hubiera celebrado (por así decirlo) su ducentésimo natalicio.
Sin embargo el gran autor afecto a la muerte y cosas afines terminó sucumbiendo ante un estilo de vida que, no sabemos si conciente o inconcientemente, se escogió para sí. Resultó ser un mortal como todos sus personajes. Sin embargo, al igual que sus personajes, Edgar fue un personaje normal pero umbrió y, de nuevo como sus personajes, no necesitó de actos sobrenaturales para desconcertar al mundo sino que descubrió el horror de cosas tan terrenas como la muerte, el miedo, el asesinato, y demás pasiones también muy propias de la estirpe humana.
Yo lo conocí al final de mi infancia, en lo que algunos antropólogos denominarían pubertad o preadolescencia; siendo la primera reminiscencia que tengo del bostoniano, recuerdo bien, un episodio de Los Simpson, específicamente el primer especial de Halloween; en el tercer episodio Lisa le quiere demostrar a Bart cómo es que se asustaba la gente en el siglo XIX y le lee el grandiosísimo poema de "El Cuervo", siendo representado (magistralmente) el escritor atormentado por Homero y la dulce Leonor por Marge y el lúgubre cuervo adivinen por quién, sí exactamente, Bart es el pájaro de mal agüero que sólo sabe decir "Nunca más!". Yo quedé fascinado por el episodio puesto que me pareció interesante descubrir si efectivamente la poesía podía generar, aparte de caras femeninas sonrojadas, miedo.
Después, en un momento del espacio-tiempo, cuando Discovery Kids era un canal para niños con un raciocinio mayor al de un párvulo de cuatro o cinco años, pasaban un programa llamado "La computadora del tiempo" (Sí, con un tipo que era un adolescente normal y de pronto se volvía capitán de una nave, una asistente atractiva, una señora enanita que tenía voz chillona y un tipo de erizados cabellos rojos). Y en un episodio visitan al Señor Edgar Allan Poe para descifrar algún acertijo que tenía que ver con "La caída de la casa Usher". Quedé fascinado.
Así que ambos factores audiovisuales se conjuntaron para que me decidiera a rogarle a mi papá que me comprará un libro que ofertaban en el ese entonces Gigante como a veinte pesos que decía en la portada "Narraciones Extraordinarias, tomo 1" y en el índice, entre varios relatos más se leía "La caída de la casa Usher". Entonces mi padre, que nunca me negó un libro, lo pagó.
Recuerdo como si fuera antier cuando terminaba de leer el citado cuento en posición de flor de loto sobre la cama de mis papás minutos antes de entrar a mi clase de francés. . .

"Se produjo un ruido prolongado, un estrépito tumultuoso como mil cataratas, y el estanque profundo y encharcado situado a mis pies se cerró, triste y pesadamente, sobre las negras ruinas de la casa Usher."

Cerré el libró drásticamente y me marché.
Traumado y espantado. Toda esa tarde estuve pensando " pero cómo?, que no estaba muerta?, porqué se cayó la casa?" Estaba tan perturbado como si hubiera escuchado realmente el terrible estruendo de la casa al partirse. Esa tarde me asustaba todo, una puerta que se cerraba brúscamente, ruidos extraños nocturnos y desconocidos. Fue cuando dije "Este tipo es bueno, logró espantarme sólo con letras". Y ese fue el inicio de una larga amistad. Posteriormente leí todo lo que pude de él con diccionario en mano puesto que entender enteramente a Poe a los 14 años no es posible. Sin embargo me encantó su estilo erudito, casi poético, tenía una elegancia para describir las cosas más aberrantes. Ineludiblemente es uno de mis grandes influencias, de hecho meses después participé por primera vez en un concurso literario en la categoría de cuento, en el CBTis 78 y el cuento (el primero que escribí en la vida) estaba sumamente influenciado por él, hice una pequeña investigación (eso me dio luz para saber que mercadotecnia era una buena opción) entre mis contemporáneos para descubrir que era lo que más les daba miedo y poder construir una historia que diera miedo como lo hizo Poe conmigo.
No gané el primer lugar (justamente pues lo escribí horas antes de la fecha definitiva, de noche, de una sentada sin nisiquiera leerlo, una vez que puse punto final mandé a imprimir y ya, después vi que tenía tantos errores de dedo. . . pero eso no tiene nada que ver) pero tuve derecho a premio y a participar en el certamen estatal. Recuerdo que me dieron de premio "El llano en llamas " de Juán Rulfo y al ver que entre los premios restantes estaba un ejemplar que decía "Narraciones Estraordinarias" pedí hojearlo y al ver que este tomo tenía historias que mi libro "Tomo 1" no tenía le dije al chavo "Te lo cambio".
Al final de ese libro venía como bonus track "El cuervo", poema que escogí para declamar en Taller de Lectura y Redacción. La verdad que ese episodio significa para mí un gran fracaso pues no pude memorizar a la perfección las dieciocho estrofas y me salió muy mal (lo siento señor Poe). Desde ese entonces creo que dije "Nunca más!" a declamar poemas de más de cinco estrofas.
En fin, todo esto porqué? Ah sí, fue el bicentenario del gran Poe y este blog no podía quedarse atrás (que de hecho se quedó) para rendirle un justo y merecido homenaje a este pobre y atormentado escritor que a fuerza de desgracia y penuria constante pudo heredarnos una nueva forma de hacer eso que le dicen Literatura. Influencia segura en grandes literatos posteriores, cuentos que sirvieron para escribir guiones de películas, el génesis del género policiaco, sin duda alguna la literatura quedó seriamente trastornada gracia a este tipo cuyo cuerpo, que yace tirado bajo la tumba, no se levantará ya más, ¡Nunca más!

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