martes, 15 de enero de 2013

¿Entonces?

Él estaba muy emocionado o cansado o asustado. Vestía elegantemente. Un abrigo simple y oscuro para combatir la humedad y el frío de este duro invierno. Ella...ella no se puede describir. Así como una estrella fugaz no se puede enmarcar, su belleza dorada no se puede con palabras apresar.
Llega por ella. Se van. Caminan juntos. No es como se esperaba ¡para ninguno de los dos!
Él que rogó por meses volver a disfrutar la dulce presencia, la cristalina sonrisa y el enervante perfume que sólo son de ella, tiene un rostro que bien podría expresar todo menos alegría, alegría de volver a a la consentida de su corazón y protagonista de sus pensamientos y sueños consciente e inconscientes. El rostro de ella empezaba involuntariamente a copiar la mueca de desesperanza de él.
Por fin habló.
-Anoche tuve un sueño, un sueño sobre ti, bueno, en realidad sobre tú y yo, sobre nosotros
Dijo nosotros como si no estuviera seguro de que esa palabra exisitiera. Hablaba y le veía los ojos fijamente pero no la miraba a ella, le hablaba a ese alguien que vive en la inmensidad profunda de sus ojos café. Le tomó las manos instintivamente pero no tocaba sus palmas, intentaba acariciar al alma.
Ella escuchó el "nosotros" como quien ve una proyección de una vida juntos, un futuro que inicia con ellos y termina lejanamene en cualquier otro lugar, en un futuro juntos. Él intenta volver a hablar pero sólo sale aire y no voz de su boca, se esfuerza, se esfuerza tanto que se corta la voz y dice:
-No quiero que te pase nada malo...nunca
Y al instante sus ojos se cristalizan y urgentemente la abraza con casi tanta ansiedad como cariño. Ella no entiende nada pero se rinde al abrazo. Se supone que no son nada ni lo serán pero...¿entonces?

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