domingo, 24 de noviembre de 2013

La última décima (VII)


VII


Libérame de esta guerra. De esta maldita guerra. Porque la guerra a tu lado es una ocasión de blandir el valor, de cabalgar el orgullo y luchar por un lugar en la historia. Pero la guerra sin ti es una vorágine insaciable que se traga vidas, tiempo y esperanza como un agujero negro supermasivo, la guerra lejos de ti  es correr en círculos atemorizado y encerrado por problemas sin fin. Fue un error, fue un error aventurarme a alcanzar la gloria, gloria que no es gloria sin ti.
Acá arriba. En medio de esta negrura que no se termina. Que es tan grande que no existe el día. Cada día es una tortura. Cada despertar es batallar. Es sufrir. Cada mañana. Es ver a las estrellas con sus planetas, y a los planetas con sus lunas y mí sin ti. Es ver la esfera azul que me es bella no por ser azul sino porque sé que ahí estás tú. Es ver las inmensas nubes de gas de estrellas que cuando perdieron toda su luz y acabaron con todo su calor y murieron y temo que eso me pase a mí sin tu amor. Es temor de morir por falta de tu amor.
Libérame. Ayúdame. Sálvame...
¿Por qué el  universo es tan grande? ¿Por qué no es pequeño? El universo no debería ser tan grande, si tan sólo con que quepamos los dos basta. ¡Eso es todo el universo necesario!
O tal vez sí existe y nos equivocamos de universo,  este no es para nosotros. Busquemos el nuestro. Un espacio hecho a nuestra medida, tan grande para que quepa tu amor y tan chico que tan sólo con estirar mi mano te pueda abrazar, y tus besos estén al alcance de una palabra y el perfume de tu cabello esté siempre en mi cara. Sí, busquemos ese lugar, este universo no es para nosotros. Este universo es sólo una prisión hecha de terribles distancias. Libérame de esta prisión
Libérame de estar sin ti.

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