Una azotea más alta que las demás (pero no la más alta). Un
viento limpio y un clima fresco que acaricia y le saca sonrisas a mi piel. Unos
árboles de verdes variados pero intensos que se bambolean con sueño a izquierda
y derecha. Unas calles que descansan un poco de tantas llantas sobre ellas.
Unos arreboles inexpertos y pequeños que se dicen uno al otro la mejor manera
de ser rojos en un cielo azul. Unas flores coquetas que ni a esta hora quieren
dejar de ser bellas. Unos pájaros serenos que aprietan sus cabezas contra sus
pechos sobre los techos inalcanzables. Una joven bandera patriota que me saluda
de frente una solemnidad suficientemente alegre. Unas nubes grisáceas con
pereza de moverse tan siquiera un poco. Una paz expresada en media sonrisa
sobre la cara de un joven escritor. Una alegría esperanzada de que las cosas
serán mejores porque justo cuando escribe, furtivo sobre la azotea, una gota
traviesa cae sobre sus letras. Una, y luego otra, cae también su hermana, su
prima y toda su lluviosa familia. Comienza la lluvia y la sonrisa se acompleta.
Poza Rica, Ver a 20 de Abril de 2016
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