Tengo una esposa novia amiga prima tía sobrina hermana que es predicadora. O al menos eso
dice ella, pero creo que no sabe bien qué es lo que realmente hace o quién en
verdad es.
Tiene una voz única; femenina y
agradable pero imponente. Y yo sé que su voz es irrepetible pues logra cosas
imposibles. Su voz es mágica, tiene la formidable capacidad de transformar las
letras en pétalos, las tildes en gotas de rocío y los signos de puntuación en
tallos delgados y firmes. Ella habla flores. Al principio va soltando sólo
pétalos, que como son más ligeros, flotan por el aire perfumando el ambiente; y
es que… no puede estar quieta, tiene que moverse por todo el espacio que tenga
disponible. Jamás te aburrirías de escucharla, ni de verla como se asegura de
perfumar cada rincón de la plataforma, altar, escenario, etc. Es como un
aspersor bailante, como un rehilete de aromas, un divertido trompo parlante que
riega pétalos de flores por todas partes.
Una vez que ha impregnado el
lugar con la esencia sutil de sus pétalos, comienzan a escapar las flores de su
boca, salen girando por el aire; por allá una rosa contenta con su corola
redonda de formas irregulares, por acá un elegante jazmín que estira sus
blancos pétalos como un vestido vaporoso, cerca de ella caen divertidas jóvenes
bugambilias adolescentes que ríen a sus pies. Sus oyentes se emocionan tanto
que al final no pueden evitar acercarse lo más que pueden hacia ella estirando
las manos como si quisieran atrapar alguna. Aunque algunos las agarran conforme
van brotando de sus labios, éstos son los más atentos, los más listos.
Su sonrisa es su mejor apoyo
visual. Esas dos hileras de piedrecitas
blancas escondidas por sus labios fértiles y lozanos son sus mejores asistentes.
Creo firmemente que en su interior,
por su corazón, hay un río joven y rápido, inquieto como ella. De sus
corrientes frescas se alimentan las semillas que germinan en su corazón y que
se convertirán en las flores que habla y predica. Es más, incluso ha habido
veces en las que riega a las flores que ya han salido de ella con una fina
lluvia que sale de sus ojos redondos y purpúreos.
Ella predica, habla, grita, se
mueve, baila, canta, enseña, exhorta, inspira. Hay veces que le toca sembrar
todas esa bellas flores en las personas que las atrapan y adoptan, puedes ver
su cara de felicidad y paz al saber que se llevarán una o un ramillete de
flores para adornar su vida; en otras ocasiones ella se dedica sólo a regar las
flores que se ven medio marchitas de tan dormidas que están en las mentes de
las personas, se emocionan y entre lágrimas le hacen promesas a sus flores
antes marchitas de regarlas y cuidarlas todos los días y no olvidarlas jamás.
Ya sea que siembre o riegue (ella sabe que es un trabajo colaborativo) su río
siempre debe ser un caudal rebosante.
Recuerdo que la primera vez que
vi el milagro de su voz convertirse en vida (hermosa vida floral) me acerqué
aún emocionado a contarle lo que había visto, al terminar ella sólo se río
simpática. Me di cuenta de que no me creyó.
Así que le pregunté a otra persona que estaba cerca y le dije “¿Verdad
que cuando habla sus palabras se transforman en flores que perfuman todo el
lugar?” y ella dijo riéndose “Claro que sí!” y la volteé a ver con una mirada
de “¿Lo ves? No estoy loco” sólo para descubrir que la misma sonrisa simpática
pero incrédula no se había ido de su rostro ¿Será que realmente ella no se dé
cuenta de su don milagroso?
Yo la llamo (en secreto, pues no estoy dispuesto a que
vuelva a no creerme) florista milagrosa, demiurga botánica, jardinera celestial…
aunque ella se llame a sí misma, simplemente la predicadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario